En Estados Unidos la inflación alcanzó un máximo de 40 años, con alzas considerables en precios de la vivienda y escasez de productos, desde la canasta básica hasta automóviles usados y viviendas.
La inflación en EE.UU. comenzó con 7.5% en enero y llegó hasta 9.1% en junio, con precios de la gasolina que rebasaron en promedio los $5 dólares por galón, mientras en algunas zonas superó los $7 dólares.
El incremento de los precios del petróleo y problemas continuos en la cadena de suministro mantuvieron elevados los precios de los alimentos. Aunado a esto, la escasez de chips semiconductores se mantuvo en la segunda mitad del año y encareció los precios de automóviles nuevos y usados.
En los últimos meses la inflación ha llegado a tasas más bajas de lo previstas por especialistas. En noviembre se colocó en 7.1%, la tasa más baja de este año.
Aunque ya hay algunas señales de que los precios se desacelerarán en el siguiente año, el panorama aún es complicado. A lo largo del año la Reserva Federal elevó las tasas de interés de manera agresiva, donde destacan cuatro aumentos consecutivos del 0.75% y un último de 0.5% a mediados de diciembre. Las tasa rango pasó del 4.25% al 4.5%.
El presidente de la Fed Jerome Powell ha sido claro en torno a sus objetivos de seguir subiendo las tasas hasta que lleguen a alrededor de 5% al 5.5% y ha contado con el respaldo de la mayoría de los funcionarios del Banco Central.
Además de bajar la inflación al objetivo del 2%, la Fed también tiene otra meta que se centra reducir la tasa de desempleo, la cual se ubicó en 3.7% en noviembre, aproximadamente la misma que antes de la pandemia, que se consideró un mínimo histórico.
La ecuación indica que conforme la Fed siga subiendo las tasas el desempleo seguirá en ascenso. Las proyecciones de la Fed apuntan a que el desempleo aumentará al 4.6% en 2023, mientras que otras estimaciones, como la de Wells Fargo, indican a que llegará a cerca del 5.5%.
Pese a que Powell dijo que esperaba “lograr un progreso más rápido de la inflación” de lo que se ha hecho, algunas señales como la mayor contención del Covid-19, mejoras en la cadena de suministro y adaptaciones al impacto del mercado de la energía, derivado del conflicto en Ucrania, han causado optimismo en algunos especialistas.