MIAMI– El presidente Joe Biden continúa multiplicando las preocupaciones en torno a su candidatura y su visible incapacidad mental para dirigir al país más importante del mundo, mucho menos para la reelección.

Biden no tuvo una semana desastrosa como afirman los medios liberales de prensa y lo repiten los demás, Biden ha tenido durante casi cuatro años una administración desastrosa en todos los sentidos, aunque los demócratas y la extrema izquierda lo oculten y lo justifiquen.

Ha sido, como muchos analistas coinciden y los republicanos denuncian, el peor Presidente en la historia de Estados Unidos por encima incluso de Jimmy Carter.

«Me porté mal en un debate», dijo de manera infantil en una entrevista en una estación radial de Pennsylvania.

El empecinamiento de Biden significa un mayor problema agregado, entre todos los que ya tiene la izquierda para convencer a los votantes en las elecciones presidenciales de noviembre.

La gobernadora demócrata de Massachusetts instó al presidente Joe Biden a «evaluar cuidadosamente» su candidatura a la reelección, y se sumó otras voces del partido que dudan que sea la mejor opción de los demócratas frente a Donald Trump en las elecciones de noviembre.

«En los próximos días le exhorto a que escuche al pueblo estadounidense y evalúe de forma meticulosa si sigue siendo nuestra mejor esperanza para derrotar a Donald Trump», escribió Maura Healey en un comunicado, dos días después de que Biden se reuniera con un grupo de gobernadores.

El presidente demócrata, de 81 años y con un agudizado deterioro mental y físico, se enfrenta a crecientes llamados de renuncia a su candidatura para las elecciones presidenciales de noviembre, en las que aspira a un segundo mandato, debido a serias preocupaciones sobre su salud mental, al caos fomentado en la frontera sur, a los índices económicos negativos y en general a la desaprobación de su gestión por parte de la mayoría de los estadounidenses. Más del 72% de los americanos, en diversas encuestas, rechaza el trabajo de Biden en la Casa Blanca.

Es decir, Biden no debe renunciar sólo por su estado de salud en general, sino por el desastre que ha causado dentro y fuera de EEUU, que ahora los demócratas y la gran prensa de izquierda quiere tapar con una análisis superficial y mediático en pos de justificar una vez más el pésimo trabajo de su administración en todas las esferas.

  • Puntos clave del desastre de la administración de Joe Biden:

– La peor inflación y, por ende, escalada de precios en casi cinco décadas en EEUU, que ha dejado como una de las consecuencias la reducción de más del 26% del poder adquisitivo de las familias estadounidenses.

– La contracción industrial durante casi dos años con 14 meses de forma consecutiva; y continúa esa tendencia.

– Crisis hipotecaria y bancaria: 16 meses de desplome consecutivo en las ventas de viviendas y dos años en la misma tendencia que prosigue.

– Cuatro bancos estadounidenses quebraron y la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro tuvieron que acudir a más de 300.000 millones de dólares para evitar una debacle financiera en Estados Unidos y con gran influencia en el plano internacional.

– Caos histórico, premeditado e irresponsable, en la frontera sur del país por donde han entrado unos 11 millones de personas de todas partes del mundo, entre ellos varios cientos de terroristas detectados y muchos otros ya dentro del país sin ser descubiertos.

– El fuerte impulso a la mayor deuda pública de EEUU [34 billones de dólares (trillions)].

– Incremento de las divisiones políticas en el Congreso y en el país con una agenda globalista dominada por los reclamos de la extrema izquierda, que ha provocado la renuncia de varios senadores como Kyrsten Sinema, Joe Manchin y Bob Menéndez, al tiempo que Robert F. Kennedy Jr. dejó el Partido Demócrata y se lanzó como candidato presidencial independiente frente a la guerra interna de los demócratas para apoyar a Biden.

– La peor tasa referencial de interés 5,25%- 5,50% en 22 años. Ahora los estadounidenses deben ganar más de 90.000 dólares como promedio para poder comprar una vivienda de tres habitaciones y dos baños, cuando en el 2018 el ingreso necesario era menos de la mitad.

– El incremento de los impuestos en varios estados, condados y ciudades gobernados por la extrema izquierda que ha causado el mayor éxodo masivo de empresas e individuos dentro de EEUU.

– Aumento sustancial de la violencia, los robos y atracos en negocios privados, el consumo de drogas y los indigentes en las calles en casi todos los estados dirigidos por los demócratas, donde se han implementado leyes benévolas para los delincuentes. Ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Portland y San Francisco, entre otras, distan muchísimo de lo que fueron apenas siete años atrás.

– Los servicios públicos en grandes ciudades del país han colapsado con la llegada de cientos de miles de migrantes ilegales a estas urbes y los gobiernos estatales se han visto obligados a solicitar miles de millones de dólares de los contribuyenes para responder a la crisis. El alcalde de Nueva York ha pedido más de 14.000 millones en fondos adicionales y ha criticado el proceder de Biden.

– El tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas por la frontera sur se ha duplicado casi con la política de «fronteras abiertas» del sctual gobierno. Sólo en 2022, las muertes por sobredosis subieron a más de 107.000 personas, gran parte de ellos adolescentes; en 2023, la cifra disminuyó pero se mantuvo en números alarmantes.

– Cierre de decenas de miles de establecimientos de grandes cadenas minoristas, farmacias y de restaurantes, que incluyen a Walmart, Target, Wendy’s, Burger King, Pizza Hot, CVS, Walgreens, Macy’s, JCPenney, Bed Bath & Beyond, Buy Buy Baby, entre muchas otras. Sólo CVS se vio forzado a clausurar, entre 2022 y 2024, más de 1.000 farmacias.

– Las deudas se han duplicado en más del 48% de los consumidores, en especial con las tarjetas de crédito, cuando la morosidad en los pagos se encuentra en niveles nunca vistos. Más del 64% de los estadounidenses acude al crédito o a un segundo empleo para llegar a fin de mes con sus ingresos, lo que ha elevado el número mensual de desalojos de familias que no pueden costear un techo.

– Despido de cientos de miles de empleados en los últimos tres años, desde las grandes tecnológicas y bancos hasta pequeños negocios.

– Un déficit comercial récord del país en 2021 y 2022.

– El costo de la guerra impulsada en Ucrania evaluado en 200.000 millones de dólares junto a las ayudas generosas a organizaciones, gobiernos y entidades internacionales que intentan ejecutar la Agenda 2023, cuyo interés es desbancar a EEUU de su hegemonía mundial.

– La cifra de empleos vacantes que las compañías no podían cubrir, después del exceso de ayudas del gobierno federal y el desestímulo al trabajo. El dato ascendió entre 2021 y 2022 a 11,9 millones de puestos de trabajo.

La tozudez de los asesores de Joe Biden

«No voy a ninguna parte», respondió el mandatario de 81 años a un comentario de uno de sus seguidores, durante una celebración en la Casa Blanca.

En el Día de la Independencia se supo de otra información que eleva las preocupaciones existentes: según el periódico The New York Times, Biden dijo a gobernadores demócratas que necesita dormir más y que planea restringir los actos públicos después de las 8:00 de la noche.

La revelación fue hecha por dos participantes en una reunión de emergencia con él en la Casa Blanca, dijo el Times, y podría alimentar aún más los rumores dentro del partido sobre la búsqueda de un candidato de reemplazo para las elecciones de noviembre.

Pero como ya es costumbre, Biden se equivocó varias veces en una reciente entrevista de radio.

En una de sus fallidas respuestas dijo que estaba orgulloso de haber sido «la primera mujer negra en servir con un presidente negro». En la entrevista que transmitió la radio WURD, con sede en Filadelfia.

Biden además afirmó, en la misma entrevista, que había sido el primer presidente elegido a nivel estatal en Delaware. Quizás lo que quiso decir es que fue el primer católico en el estado en ser elegido a nivel estatal.

No obstante, la Casa Blanca rechazó de forma rotunda la posibilidad de que Biden abandone la carrera a su reelección.

El Presidente «no piensa en absoluto» en tirar la toalla, afirmó su portavoz Karine Jean-Pierre.

«Cometí un error», reiteró el mandatario durante una entrevista con una estación de radio local en Wisconsin. Pero «vamos a ganar estas elecciones», prometió.

Crecen los llamados de renuncia y tendencia de picada en encuestas

El miércoles 3 de julio, el mandatario se reunió con líderes demócratas en el Congreso y recibió a los gobernadores de varios estados gestionados por su partido, que le confirmaron su respaldo.

Dos parlamentarios demócratas pidieron públicamente esta semana encontrar un candidato que sustituya a Biden para las elecciones presidenciales.

Periódicos influyentes, incluido el consejo editorial del New York Times, también han reclamado que el Presidente desista de un segundo mandato.

Dos encuestas publicadas el 3 de julio resaltaron el crecimiento de las intenciones de voto a favor de Trump, que sigue ampliando su ventaja sobre Biden, quien se espera continúe perdiendo apoyo a medida que se acerquen las elecciones de noviembre.

Incluso en estados clave, la ventaja de Trump supera el 8% como promedio, en otros sobrepasa el 12%.

La Casa Blanca insiste en que el mandatario continúe en su cargo por encima de cualquier barrera y contra todas las voces que piden su renuncia dentro del Partido Demócrata, sin mencionar la ola de electores que muestran ahora un doble rechazo: el trabajo deficiente de casi cuatro años Biden al frente de la nación más poderosa del planeta y su tozudez de seguir en el poder, cuando apenas muestra coherencia al hablar y sus movimientos motrices básicos son cada vez más lentos.

Los funcionarios en la Casa Blanca trabajan para un mandatario en un máximo de ocho años, si cumple dos períodos; de lo contrario, a los cuatro años tienen que abandonar sus puestos para darle entrada al nuevo gabinete. Con excepciones, algunos puestos mantienen a las mismas personas cercanas al mandatario predecesor.

La misión del gabinete del actual Presidente es bastante ardua para los próximos meses; no obstante, será en extremo complicado que puedan convencer a los estadounidenses de que Biden pueda continuar al frente del país más importante del mundo.

La incapacidad de Biden data desde antes de su mandato presidencial, como vieron millones de estadounidenses durante la campaña electoral de 2020 y no de fecha reciente como hacen ver ahora algunos grandes e influyentes medios de prensa. Y esto era dominio de toda la élite demócrata y de representantes y senadores en el Congreso en Washington. No sólo lo permitieron, sino que lo vendieron como un candidato presidencial en plenitud de sus capacidades.

Frente a las crisis fomentadas por Biden y su gobierno, junto a su crítico estado de salud mental, el camino hacia la Casa Blanca para Donald J. Trump parece cada vez más seguro. Sus decenas de millones de simpatizantes se han dedicado a observar todo lo que años atrás fue definido como teorías conspirativas, las famosas frases y términos que acuñan y difunden los gobiernos de izquierda para evadir responsabilidades y el descalabro de sus políticas.

lmorales@diariolasamericas.com

FUENTE: Con información de AP, AFP y diversas fuentes.