La Opinión
El Vaticano de nuevo vive un escándalo, ya que el cardenal Angelo Becciu, exalto funcionario de la Santa Sede, está en el centro de graves acusaciones relacionadas con corrupción, malversación de fondos y nepotismo.
Por lo pronto, el fiscal del Vaticano, Alessando Diddi, pidió 7 años y 3 meses de reclusión para el cardenal italiano, quien ejerció entre 2011 y 2018 como número dos de la Secretaría de Estado vaticana.
El cardenal Angelo Becciu es el clérigo de mayor rango que se sienta en el banquillo por presuntos delitos financieros. Hasta antes del escándalo, era un cercano asesor del papa Francisco que anteriormente había ocupado un cargo clave en el Secretariado de Estado del Vaticano, que entre otras cosas, administra las donaciones de la Iglesia.
Sin embargo, Becciu fue destituido de su cargo por el Papa Francisco en septiembre de 2020, en circunstancias misteriosas, pero conforme pasó el tiempo, los detalles de las acusaciones en su contra han salido a la luz recientemente.
Entre las acusaciones que se le imputan, está la malversación de fondos de la Iglesia, desviándolos para financiar proyectos personales y dudosos, además, se le señala que utilizó su posición para promover los intereses de sus familiares y amigos cercanos, otorgándoles puestos de trabajo influyentes dentro de la Santa Sede.
Finalmente, Angelo Becciu está relacionado con negocios inmobiliarios sospechosos mientras estaba en el cargo, levantando sospechas sobre posibles actos de corrupción.
La gravedad de estas acusaciones ha llevado a la apertura de una investigación interna dentro de la Santa Sede para esclarecer los hechos y determinar si Angelo Becciu deberá enfrentar consecuencias legales y canónicas.
A decir de los especialistas, este escándalo ha generado una gran controversia dentro de la Iglesia Católica y ha suscitado preguntas sobre la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas en las altas esferas del Vaticano.
