MIAMI– Nunca un mandatario de Estados Unidos había sido acosado y perseguido por sus adversarios políticos. Las acusaciones al expresidente Donald J. Trump no tienen precedentes en la historia de la democracia en Norteamérica.

Cuatro procesos judiciales, incluso por supuestos errores en acciones presidenciales, son demasiadas coincidencias para creer en la práctica real de la «justicia«, cuando anteriores presidentes de EEUU jamás han sido juzgados por ningún motivo.

Incluso, ni el presidente Bill Clinton por su sonado escándalo con su secretaria Monica Lewinsky. Tampoco Barack H. Obama por una supuesta pesquisa secreta entre 2016 y enero de 2017- bajo aparentes motivaciones políticas- contra el recién electo jefe de la Casa Blanca: Donald Trump.

Filtraciones a medios de prensa de conversaciones privadas en Washington vinculan al teniente general retirado, Michael Flyn, el décimo octavo director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU.

Tampoco fue sentado ante la Justicia el presidente George W. Bush sobre las armas nucleares que aseguró tener el dictador iraquí Sadam Husseim y que nunca hubo ni rastros de eso. Bush introdujo a EEUU en uno de los conflictos bélicos de gran magnitud y duración más costosos en vidas humanas y gastos del dinero de los contribuyentes norteamericanos; lo hizo incluso por encima de la negativa y las advertencias de su padre, el presidente 41 George H. W. Bush, por las enormes consecuencias de desatar esa guerra desestabilizadora en el Medio Oriente.

Lo alarmante, como han advertido politólogos, es que las imputaciones a Trump sientan un grave precedente al estilo de sistemas de gobierno en América Latina, Centroamérica o en otras regiones, donde la justicia es utilizada como arma de persecución política, control y poder.

“La cultura de corrupción” de la familia Biden

Los juicios contra Trump ocurren en el centro de una investigación del Comité Judicial de la Cámara de Representantes en Washington a Hunter Biden y que vincula a Joe Biden y su hermano James, bajo acusaciones de mantener “una cultura familiar de corrupción, abuso de poder e influencias”, durante la vicepresidencia del gobierno de Barack Obama.

Después de que las acusaciones contra Hunter, una reveladora laptop con información muy comprometedora – que se ha disipado en un absoluto silencio- y luego de que una extensa investigación del FBI durante varios años no recibieran ninguna atención por parte Departamento de Justicia de Estados Unidos, el presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, ordenó una indagación independiente por las serias implicaciones para la seguridad nacional de Estados Unidos de los negocios turbios de Hunter Biden en Ucrania y China; y por tratarse del hijo del segundo al mando de la nación en ese momento y ahora actual Presidente.

Sin embargo, la cruzada de la izquierda y de la extrema izquierda se ha dirigido directamente contra Trump y sus hijos, sus negocios, sus finanzas personales, su reputación y sus posibilidades de retornar a la Casa Blanca.

Desangrar el poder económico

En un juicio referido al valor de sus propiedades para obtener beneficios y préstamos, el juez Arthur Engoron ordenó a Trump pagar más de $460 millones por un caso civil de presunto fraude en una corte de Nueva York.

La sanción impuesta por Engoron se suma a otra de 83.3 millones de dólares en el pago a la escritora E. Jean Carroll por un caso de difamación, también en Nueva York.

Engoron además prohibió al expresidente desempeñarse como funcionario o director de cualquier corporación o entidad legal de la ciudad de Nueva York por tres años, pero desechó un fallo anterior que habría ordenado disolver las empresas del multimillonario, cuya fortuna se calcula en más de 2.500 millones de dólares.

Para apelar la decisión en el caso civil que presentó la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, Trump pagó una fianza de 175 millones de dólares, un monto que redujo un tribunal estatal de apelaciones.

La fianza suspende cualquier acción de James contra las propiedades del exmandatario en Nueva York. El préstamo lo suscribió una compañía de seguros en California: Knight Specialty Insurance.

Trump obtuvo semanas atrás una ganancia inesperada de 1.800 millones de dólares al aumentar su participación en Truth Social que disparó el precio de las acciones.

Los documentos regulatorios muestran que el expresidente ahora posee casi el 65% de las acciones de Trump Media & Technology Group (TMTG), la plataforma matriz de su red social.

El presidente Trump se aseguró 36 millones de acciones adicionales de TMTG, aumentando su participación a 114,75 millones de acciones, según un informe presentado el 30 de abril ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.

El espectáculo planificado de la izquierda

En el juicio que se le sigue en estos momentos sobre supuestos pagos a la actriz, guionista y directora de películas pornográficas, Stormy Daniels, Trump enfrenta 34 cargos por presunta falsificación de registros comerciales.

Después de que el jurado y el juez Juan M. Merchan, quien le impuso una multa a Trump de 10.000 dólares por violar una controversial orden mordaza, escucharan los explícitos y criticados argumentos de Daniels sobre su supuesto encuentro sexual con Trump, llegaron las declaraciones del exabogado del expresidente, Michael Cohen; un exconvicto de fraude y desacreditado declarante junto a la actriz porno.

Mike Johnson ofreció una conferencia de prensa afuera de la Corte, donde proclamó que el Partido Republicano se vuelve contra el sistema judicial actual en Washington dirigido por los demócratas, porque define como ilegítimo el juicio penal de Manhattan contra Trump, quien se ha declarado no culpable de todas las imputaciones, además niega que haya ocurrido algún vínculo sexual con la demandante Daniels.

Los abogados de Trump dialogaron con el juez acerca de que el caso debe ser desestimado por la eliminación de registros de llamadas como evidencias y por los testimonios escasamente confiables de un exabogado y de la conocida figura de la pornografía, calificada por la defensa de Trump como «sórdida, avariciosa y poco fiable». Además, la acusaron de «extorsionar» al Presidente en plena campaña para las elecciones generales de noviembre de 2020, frente a su oponente demócrata Joe Biden.

Daniels, de 45 años, hizo una “descripción muy gráfica” del supuesto encuentro con el entonces exitoso empresario inmobiliario en un torneo de golf en 2006.

La actriz y guionista “dibujó” desde la ropa íntima hasta las posiciones sexuales y la ausencia de preservativos, lo que causó estupor en la sala hasta entre los propios fiscales, quienes criticaron los detalles innecesarios y fuera de lugar emitidos por la interrogada.

La defensa se refirió a la “falta de escrúpulos” y las “evidentes pretensiones de Daniels en narrar un espectáculo estilo porno” frente a un juez y el jurado.

Daniels dijo que “nunca fue amenazada verbal ni físicamente», pero que se había «sentido avergonzada por no haber impedido el acto sexual; por no haber dicho que no».

La abogada de Trump, Susan Necheles, tras precisar que Daniels había dirigido y participado en más de 150 películas pornográficas, le puntualizó al tribunal que la demandante tenía «mucha experiencia en hacer que las historias falsas de sexo parecieran reales».

Los detalles de tu historia siguen cambiando ¿verdad?, le cuestionó Necheles a la actriz porno.

Eliminan registros de llamadas como evidencia

El abogado de Trump, Emil Bove, preguntó también a la fiscalía sobre aproximadamente tres páginas de registros de llamadas telefónicas que fueron borradas, al mejor estilo del escándalo de más de 30.000 correos electrónicos o emails eliminados de un servidor del gobierno de EEUU que utilizaba en su propia casa la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.

La alta funcionaria fue investigada en el 2016 por mal manejo y transmisión de información ultraclasificada y por su papel en los trágicos sucesos del ataque al consulado estadounidense en Bengasi, Libia, en 2012, en el que murió el embajador Christopher Stevens y otros dos diplomáticos estadounidenses. Hubo más de 13 heridos. Nunca le han presentado cargos judiciales.

El asistente legal, Jaden Jarmel-Schneider, de la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, declaró que algunos registros de llamadas telefónicas entre el testigo Michael Cohen y el abogado de Stephanie Clifford (también conocida como Stormy Daniels) fueron eliminados, lo que generó puntuales dudas sobre la integridad de la evidencia.

Jarmel-Schneider confirmó la desaparición de evidencias y reconoció que se habían eliminado algunos registros de llamadas telefónicas de 2018 entre Cohen y Keith Davidson (el abogado de Clifford), junto con otras conversaciones entre la gerente de Daniels, Gina Rodríguez, y el entonces editor del National Enquirer, Dylan Howard, sobre la guionista y directora en la lucrativa industria de la pornografía en EEUU.

Por su parte Michael Cohen, que ha variado en diversas ocasiones sus declaraciones sobre el caso que concierne a Trump, testificó ante el juez y el jurado, pero fue severamente atacado por la defensa.

Cohen, exabogado de Trump, dijo haber mentido por su exjefe, haber ejercido la intimidación y haber pagado de su bolsillo 130.000 dólares a Daniels para comprar su silencio sobre su supuesta relación sexual en 2006, que niega el expresidente.

El exasistente legal se declaró culpable y fue condenado a tres años de cárcel, pero sólo cumplió 13 meses y un año y medio bajo arresto domiciliario por mentir al Congreso y otros delitos financieros.

Numerosos testigos han transitado frente al jurado y han manifestado que Cohen es un personaje muy controversial, que intimidaba y engatusaba a los demás para lograr sus propósitos.

En una segunda ronda de preguntas el jueves 16 de mayo, la defensa del expresidente Donald Trump expuso el amplio historial de mentiras del exletrado Michael Cohen.

Los abogados del expresidente mostraron al jurado la escasa credibilidad de un exempleado despechado que se ha dedicado a mentir sobre su exjefe entre una montaña de rencores y frustraciones.

Además de enumerar sus engaños, la defensa reprodujo fragmentos de los episodios de podcast del testigo en los que hablaba con frecuencia del expresidente.

«Más vale que te creas que quiero que este hombre caiga», dijo en un episodio de 2020.

La defensa cuestionó también la memoria de Cohen y sus intentos por buscar venganza.

Para los abogados de Trump se trata de “un mentiroso patológico y un criminal convicto”.

Los vaticinios

El consultor de jurados y experto en juicios, Robert Hirschhorn, dijo en una entrevista a la cadena CNN que la falta de pruebas convincentes por parte de la fiscalía en el juicio al expresidente Donald Trump era un tema muy importante que debe conducir a un posible veredicto de “inocencia”, a pesar de que el jurado sea en su mayoría demócrata.

El excontralor de la Organización Trump, Jeffrey McConney, afirmó en su testimonio en Corte que Trump nunca le ordenó falsificar documentos.

McConney se suma a la lista de testigos que no han demostrado la participación directa del expresidente en los cargos presentados por la fiscalía de Manhattan.

«Que este testigo indicara que nunca recibió instrucciones de Trump de falsificar ningún registro, es un serio problema para la fiscalía», añadió Hirschhorn.

Después de varias semanas, el primer juicio penal contra un expresidente de EEUU llegará a su final y los jurados deberán decidir si Trump es culpable o no, y si los elementos expuestos van más allá de toda duda razonable.

En declaraciones a periodistas a la entrada del tribunal, Trump señaló que el juicio es un «caso Frankenstein». «El fiscal se lo inventa sobre la marcha».

El exmandatario en un post en su plataforma de internet Truth Social se quejó además de la prohibición a comentar sobre el juicio impuesta por el juez Juan M. Merchan: «Han cercenado injustamente» mi «derecho constitucional a la libertad de expresión«.

«Es difícil sentarse y escuchar las falsedades que se dicen contra tí sabiendo que si respondes, incluso de la manera más modesta, un juez corrupto y conflictivo te amenaza con llevarte a prisión, tal vez por un largo tiempo», comentó indignado.

Fuera del tribunal el jueves 16 de mayo, Trump volvió a catalogar el juicio de una «gran estafa y obstrucción».

«Llevo casi cuatro semanas sentado aquí. Y todavía nos queda un largo camino por recorrer», dijo a periodistas.

“Eso es precisamente lo que quieren mis enemigos políticos: tenerme maniatado y amordazado”, mientras Biden se pasea por todo el país con el dinero de los contribuyentes haciendo campaña electoral y falsas promesas, como todas las que no ha cumplido en casi cuatro años”.

Además del caso de Nueva York, Trump enfrenta acusaciones en Washington y Georgia de supuesta conspiración para “intentar anular” los resultados de las elecciones de 2020. Otro abierto en Florida por presunto manejo indebido de documentos clasificados tras dejar la Casa Blanca, pero este juicio ha sido aplazado indefinidamente.

Biden tampoco será inculpado en un caso similar sobre decenas de cajas de documentos ultrasecretos encontrados en varias de sus propiedades de forma ilegal. Además se comprobó que compartió la información clasificada.

Un vicepresidente de EEUU no cuenta con ningún aval legal ni constitucional para almacenar y menos diseminar información altamente clasificada del gobierno federal estadounidense. Sin embargo, el fiscal especial Robert Hur declinó presentar cargos penales a Biden.

Aumenta la popularidad de Trump

Desde que a Trump se le presentaron de manera súper rápida todas las acusaciones en cuatro procesos judiciales planficados; le imponen multas y avanzan los juicios, el candidato republicano a la Casa Blanca gana más adeptos y respaldo popular entre potenciales votantes, no sólo republicanos (más del 85% está en contra de las imputaciones al exmandatario), sino entre electores independientes y demócratas, entre ellos los afroamericanos y latinos.

Ahora el espectro de votantes que apoya a Trump es mucho más diverso y amplio que en 2020.

Recientes encuestas nacionales revelan un aumento de la ventaja del expresidente sobre Joe Biden en la intención de voto.

Unos cuatro meses atrás la diferencia oscilaba entre 4 y 6 puntos, ahora el dato en la ecuación ronda entre los 8 y hasta 12 puntos en varios estados, entre ellos los denominados clave para los comicios presidenciales en noviembre.

La última encuesta de la cadena CNN en días recientes en algunos de estos estados reveló un verdadero desastre para Biden.

El sondeo se hizo en Arizona, Georgia y Nevada. La ventaja más reducida para Trump respecto a Biden fue de 6 puntos. en Arizona, en Georgia la diferencia fue de 9 puntos y en Nevada, 13 puntos. Ningún demócrata que ha llegado a la Casa Blanca ha perdido en Nevada.

Resultan cada vez más evidentes los objetivos de la izquierda y de la extrema izquierda contra Trump: Intentarlo todo por condenarlo y encarcelarlo, aniquilarlo políticamente, asfixiarlo económicamente y forzarlo a renunciar a su carrera hacia la Oficina Oval para un segundo término presidencial.

Sin embargo, la popularidad del líder republicano y su movimiento MAGA (Make America Great Againt) son tan fuertes en este momento que una condena de prisión al presidente #45 de EEUU encadenaría una serie de sucesos en la política estadounidense con un contundente impacto para la democracia y el destino de la nación.

A pesar de que Biden y los demócratas reiteran que Trump resulta un peligro para la democracia, su presencia y los millones de seguidores del expresidente más que una amenaza representan pluralidad política, diversidad, luz y diferencias dentro de un sistema democrático que debe caracterizarse siempre por todo eso y no por la falsa unanimidad y la intolerancia, típica de las dictaduras y de los regímenes totalitarios.

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