- Daniel Pardo
- Corresponsal de BBC Mundo en México
«Lo buscan por todos lados y el hombre no está ni escondido», canta una canción de Los Tucanes de Tijuana en honor a Ismael «El Mayo» Zambada.
El famoso narcotraficante de 76 años, uno de los tres fundadores y hasta ahora líder del cartel de Sinaloa, fue detenido este jueves por las autoridades estadounidenses.
También quedó bajo custodia Joaquín Guzmán López, hijo de 38 años del reconocido Chapo Guzmán, el otro fundador –sentenciado a cadena perpetua en EE.UU.– de una de la empresas de tráfico de drogas más grandes del mundo.
Se trata de un golpe inédito a dos de los narcos más buscados del mundo, acusados de extorsión, corrupción, tráfico de estupefacientes y lavado de activos.
Y es un golpe a un símbolo de la industria –El Mayo, también conocido como «El hombre del sombrero»– que ha generado admiración, historias y un puñado de muertos y casos de corrupción tras cuatro décadas en el negocio.
El corrido tumbado de Los Tucanes, que tiene 10 millones de vistas en YouTube, continúa: «La ley quiere detenerlo, los contras quieren matarlo, pero nadie lo ha logrado, se les aparece el diablo».
Pero el mito de El Mayo, que probablemente siga siendo un mito cultural, ya no va a poder jactarse de su gran hazaña: que «nunca los habían arrestado».
Mientras que el Chapo, también fundador del cartel de Sinaloa, fue sentenciado a cadena perpetua en 2019, ahora su hijo y su viejo aliado entrarán en un procesos que probablemente arroje resultados similares.
De traficante a líder
La historia del Mayo, el ascenso de traficante raso a «capo de capos», como suelen bautizarlo, es una de pragmatismo, astucia y corrupción.
Después de un corto tiempo en el que fue repartidor de muebles en las calles de Culiacán, Zambada empezó en los años 70 como traficante en el cartel de Guadalajara, pionero en la industria comerciando opio, marihuana y, al final, cocaína.
Luego trabajó en el cartel de Juárez, primero como mando medio y después de líder, cada vez más cerca de Amado Carrillo, el llamado «Señor de los Cielos”. Desde ahí se cree que creó su red de contactos en Colombia, país donde hizo grandes amigos y socios productores de cocaína.
A medida que otros capos fueron muriendo o cayendo, Zambada se hizo más poderoso. Pocas veces tuvo problema con traicionar a un aliado.
Y si algo lo diferencia de los otros es que siempre mantuvo un perfil bajo. No hay casi imágenes de él. Se reporta que se ha llegado a hacer cirugías para cambiar de apariencia. Que mide 1,80 metros. Que es grande y fuerte. Que tiene muchas mujeres e hijos. Poco más.
Pasó décadas de un lado a otro entre las montañas del noroccidente de México. Era inusual que durmiera dos noches seguidas en el mismo sitio.
El más empresario de los narcos
Uno de sus hijos, Vicente Zambada Niebla, fue detenido por las autoridades mexicanas en 2009. Su diario en la cárcel fue luego divulgado.
En él, y en el testimonio que dio a las autoridades estadounidenses, Zambada junior contó que su padre llegó a pagar un millón de dólares en sobornos al mes. Que su red de complicidad incluía bancos y gobiernos. Que mantenía contacto con la Administración de Control de Drogas (DEA, en inglés).
El Mayo Zambada se hizo en mito porque ha sido de los narcos más preocupados en generar un vínculo con la comunidad.
Ha sido un mecenas de El Álamo, su ranchería natal, y otros pueblos de la región de Sinaloa, financiando sus arreglos, obras y celebraciones.
Y si era de los que menos protagonismo y más arraigo social tenía, El Mayo también era el narco que menos traficaba, porque su gran contribución a la operación del Cartel de Sinaloa, más que la exportación de estupefacientes, fue crear una rama comercial para el lavado de dinero gestionado por mujeres de su familia.
Se reporta que llegó a lavar miles de millones de dólares. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos le atribuye la propiedad de importantes empresas de construcción, leche y servicios.
Por eso era el más cercano a la política, a la cultura y a las autoridades mexicanas. Por eso, también, es el que más información puede dar sobre el rol del mundo legal en la inmensa industria del narcotráfico.
El desconocido y opaco mito de Ismael Zambada –también conocido como «El Rey», «El Grande» y «El MZ»– ahora empezará a esclarecerse.
Uno de los herederos del Chapo
En cuanto a Joaquín Guzmán López, detenido junto al Mayo este jueves, no se conocen muchos detalles sobre su vida.
El hombre de 38 años, conocido como El Güero, es hijo del Chapo y de Griselda López Pérez, la segunda esposa del narco.
Es integrante de Los Chapitos, célula conformada por los hijos del Chapo Guzmán, entre ellos su hermano Ovidio que fue extraditado a EE.UU. el pasado enero.
Algunos consideran que su papel en la organización delictiva era más secundario que el de Ovidio. Sin embargo, desde el Departamento de Estado de EE.UU. afirman que desempeñaba «funciones de alto nivel de mando y control» tanto en el grupo de Los Chapitos como en el cartel de Sinaloa.
Las autoridades estadounidenses sostienen que después de la muerte de Edgar, Joaquín y Ovidio heredaron gran parte de las ganancias de las ventas de narcóticos y comenzaron a invertir grandes cantidades de efectivo en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia.
Las actividades del clan incluso llegaron al cono sur, en específico a Argentina desde donde compraban enormes cantidades de efedrina y organizaron el contrabando del producto a México mientras comenzaban a experimentar con la producción de metanfetamina, de acuerdo con Washington.
En 2015 el detenido estuvo implicado en la operación que permitió la fuga del Chapo del Penal del Altiplano.
Las autoridades estadounidenses también sostienen que Joaquín y Ovidio Guzmán López dirigen al menos 11 laboratorios que producen metanfetamina en el estado mexicano de Sinaloa, desde donde salen aproximadamente entre 1.360 y 2.270 kilogramos de esta droga al mes.
Desde 2018 el ahora detenido tiene abierto un proceso judicial en EE.UU., en específico, el Distrito de Columbia por tráfico, distribución y comercialización de narcóticos.
Según medios locales, Joaquín y Ovidio son hermanos de Griselda y Édgar Guzmán, quien fue abatido presuntamente por miembros del cartel de los Beltrán Leyva.
El Chapo tuvo 10 hijos con tres mujeres: Alejandrina Salazar, Griselda López y Emma Coronel.