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viernes, abril 26, 2024

El PRESO POLÍTICO MIGUEL MENDOZA Y LA EMBAJADORA BETTINA MUSCHEIDT

Ariel Montoya*

A simple vista ambos personajes no tienen mucho en común, el primero es un conocido periodista deportivo de Nicaragua, ese triste país etiquetado por la geografía y el marketing turístico como de «lagos y volcanes», pero también de tiranos y la otra una diplomática recién llegada a Managua quien representa a su grande y hospitalario Continente: La Unión Europea, (epicentro de grandes horrores causados por el fascismo y el comunismo),  acaso lo que los une es un amor claro y desenfrenado por la libertad y la democracia, en la que desde trincheras diferentes coinciden, lo que se desprende de sus   analogías y proclividades hacia ese mundo pacifico de felicidad corporativa que se da únicamente bajo gobiernos libres que respetan la decisión soberana de sus pueblos.

Desenrollemos la manila.  A Miguel se le encarcela por decir una frase célebre y sencilla, a la luz de todos, la que aparentemente rebasó el vaso de la represión orteguista al haber dicho en el uso de sus labores periodísticas, (deportivas), que en el mandato del ex presidente Enrique Bolaños qepd,  «éramos felices y no nos dábamos cuenta».  Según cables noticiosos que han hablado sobre su presidio indican que en su cuenta de twitter y demás redes sociales como facebook, si había hecho críticas al regimen, para lo cual estaba en su derecho de opinar, por violar los derechos humanos.  Pero ese comentario, cargado de una inocencia política y de una expresividad natural, sin ninguna malévola intencionalidad, le mereció la cárcel.

Hasta donde sé, Miguel,  no fue un furibundo admirador del Presidente Bolaños, menos que haya trabajado en su Gobierno (2002-2007) ni que haya sido un fanatico del periodo de «La Nueva Era», pero de lo que estoy claro es que lo que quiso decir es que si bien es cierto no se vivió una democracia  plena bajo esa administración, si había libertad de expresión, de decir lo que se le viniera en gana a alguien y de una considerable estabilidad económica.

Revisando ese periodo de los gobiernos de transición de 1990 a 2007, y a pesar del Co Gobierno  que Daniel Ortega junto a su lumpenismo (expresión creada por Vladimir Lenin para la toma del Poder) socarrón y arbitrario le impuso a los presidentes Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Aleman y Enrique Bolaños, en el que chantajea y pacta a su conveniencia en medio de los errores cometidos por algunos de estos tres mandatarios, Nicaragua en realidad vivió la democracia.

Chamorro trajo la paz, Aleman estabilidad financiera y Bolaños una mayor infraestructura social, ellos con sus errores y logros nos enseñaron otra Nicaragua distinta a la de hoy. A eso se refería Miguel.

Por su parte la embajadora Bettina Muscheidt,  quien dijo en la celebración del Día de Europa en Managua el pasado 9 de mayo,  no dar nunca «por sentada la democracia» , en la que recalcó el valor de las libertades públicas,  mientras haya tantas personas que no puedan disfrutarlas.

De igual manera, a simple vista, sus palabras  pueden parecer sencillas y cajoneras. Pero no. Son grandes reflexiones, célebres como las de Miguel y a la vez cargadas de un optimismo citadino, urbano, palpable.

La embajadora de la Unión Europea, confesó que pocos días atrás al  volver a ejercer sus funciones al frente de la Sede  en Managua, vio con sus propios «ojos frescos» ese ambiente de libertad que quizás sintió cuando caminó  por las calles de Alemania, Francia o Grecia, como tantos nicaragüenses, y más los injustamente presos políticos añoran caminar por las calles de Jinotega, Masaya o Matagalpa. Pero también reflexionó sobre cómo vio la vida cotidiana el el viejo Continente en referencia a su último viaje observando a ciudadanos comunes  que conversaban animadamente en lugares públicos sobre políticas gubernamentales, viendo  policías que protegen a manifestantes pacíficos —como también ocurre en Estados Unidos—, o el hecho de comprar periódicos y sentir el olor del papel entre los dedos. Todo hoy día está prohibido en Nicaragua, tampoco hay medios impresos. La Prensa fue el último de ellos.

Miguel y Muecheidt, el presidiario y la embajadora, sí poseen grandes coincidencias:  ambos aman la libertad y la democracia.   Algún día caminarán libres  por las calles de sus respectivas ciudades.

El autor es un poeta y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional.

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