SEATTLE — Miles de empleados de montaje de aviones abandonaron sus puestos a primera hora del viernes en fábricas de Boeing próximas a Seattle luego de que los miembros del sindicado votaron abrumadoramente a favor de la huelga y rechazaron una oferta de contrato que habría elevado sus salarios un 25% en cuatro años.

Se trata de la primera huelga en 16 años en la compañía estadounidense, que dijo estar «comprometida» con las negociaciones en medio de su difícil situación financiera.

«Nuestros miembros han hablado claro esta noche», dijo el dirigente de este sindicato que representa a más de 30.000 trabajadores del fabricante aeronáutico en esta región.

La huelga comenzó a las 00:01 de la mañana, menos de tres horas después de que la rama local de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales dijo que el 94,6% de los trabajadores que votaron rechazó el contrato, y que un 96% aprobó la huelga, superando con facilidad el requisito de dos tercios favorables.

La protesta afecta a dos grandes plantas de montaje en la región del estrecho de Puget y paraliza la producción de los aviones 737, 777 y 767, cuyas entregas ya están retrasadas.

Impacto en el modelo 737 max

El paro afecta a 33.000 maquinistas de Boeing, en su mayoría en el estado de Washington, y se espera que paralice la producción de los aviones comerciales más vendidos del grupo. Aunque no afectará a los vuelos comerciales, supone otro revés para el gigante aeronáutico, cuya reputación y finanzas se han visto golpeadas este años por problemas de facturación y múltiples investigaciones federales.

Los operarios en huelga montan el 737 Max, el más vendido de Boeing, además del 777 y del avión de carga 767, en las fábricas de Renton y Everett, en Washington. La protesta podría no paralizar la producción de los 787 Dreamliners, cuyo montaje corre a cargo de trabajadores no sindicados en Carolina del Sur.

Los maquinistas ganan una media de 75.608 dólares al año, sin contar las horas extra, y con la oferta llegarían a los 106.350 dólares al final del contrato de cuatro años, según Boeing.

Pero la propuesta estaba alejada de la petición inicial del sindicato de un alza del 40% en tres años. Además, se pidió el restablecimiento de las pensiones tradicionales suprimidas hace una década, pero aceptó un incremento de las contribuciones de Boeing a planes de pensiones de los empleados.

En el exterior de la fábrica de Renton, la gente se manifestó con carteles y bocinas, mientras sonaban canciones como “We’re Not Gonna Take It», de Twisted Sister y “Look What You Made Me Do”, de Taylor Swift.

Boeing respondió afirmando que estaba “dispuesta a regresar a la mesa para alcanzar un nuevo acuerdo”.

Empleados: acuerdo no es aceptable

“El mensaje fue claro: el acuerdo tentativo que alcanzamos con la dirección del sindicato no era aceptable para sus miembros. Seguimos comprometidos a restablecer nuestra relación con nuestros empleados y el sindicato», dijo la compañía en un comunicado.

Muy pocas cosas le han salido bien a Boeing este año, desde la rotura de un panel que dejó un enorme agujero en uno de sus aviones comerciales en pleno vuelo en enero, a la decisión de la NASA de dejar dos astronautas en el espacio antes de que regresasen a la Tierra en una cápsula plagada de problemas fabricada por la compañía.

La huelga privará a Boeing de la vital liquidez que obtiene al entregar sus pedidos a las aerolíneas. Será un desafío más para el nuevo director general, Kelly Ortberg, quien hace seis semanas recibió el encargo de enderezar el rumbo de una firma que ha perdido más de 25.000 millones de dólares en los últimos seis años y ha quedado por detrás de su rival europeo, Airbus.

Ortberg hizo un esfuerzo de última hora para salvar un acuerdo que había sido respaldado de forma unánime por los negociadores sindicales. El miércoles, dijo a los maquinistas que “nadie gana” con un paro, y que una huelga pondría la recuperación de Boeing en peligro y plantearía más dudas sobre la empresa a ojos de sus clientes.

“Para Boeing, no es ningún secreto que nuestro negocio atraviesa un periodo difícil, en parte debido a nuestros propios errores en el pasado”, manifestó. “Trabajando junto, sé que podemos volver al buen camino, pero una huelga pondría en peligro nuestra recuperación compartida, erosionando más aún la confianza de nuestros clientes y perjudicando nuestra capacidad para determinar nuestro futuro juntos”.

Pero los trabajadores no tenían ganas de escuchar.

Holden apuntó que Ortberg tenía una posición complicada porque los maquinistas están resentidos por el estancamiento de los salarios y las concesiones que llevan realizando desde 2008 en pensiones y atención sanitaria para evitar que la empresa trasladase puestos de trabajo a otros lugares.

“Es difícil compensar 16 años”, dijo.

La votación fue también un revés para Holden y los negociadores sindicales, que habían recomendado dar el visto bueno a la oferta de contrato. Holden, quien predijo que la huelga saldría adelante, apuntó que la asociación hará una encuesta entre sus afiliados para decidir en qué cuestiones quieren hacer hincapié cuando se reanuden las negociaciones.

Pese a la enorme votación a favor de la huelga, el grupo Boeing dijo en un comunicado que está «comprometido» con las negociaciones.

«Seguimos comprometidos con restablecer nuestra relación con nuestros empleados y el sindicato, y estamos listos para volver a la mesa de negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo», dijo la compañía.

Según los analistas aeronáuticos de TD Cowen, una huelga de 50 días privaría a Boeing de entre 3.000 y 3.500 millones de dólares de liquidez y tendría un impacto de 5.500 millones de dólares en los ingresos.

La plantilla se opuso al acuerdo preliminar alcanzado entre la dirección de Boeing y los líderes sindicales de la empresa que preveía un aumento salarial del 25% a lo largo de cuatro años y un compromiso de inversión en esta región.

También contemplaba la construcción del próximo avión, anunciado para 2035, en el área de Seattle, cuna histórica del fabricante, que debía asegurar los empleos para las próximas décadas.

Un aumento «engañoso»

Los empleados consideraron que el acuerdo no era tan generoso como se pretendía y señalaron, por ejemplo, que el aumento del 25% era engañoso porque al mismo tiempo se eliminaba un bono anual que daba la compañía.

«Están hablando de un aumento del 25% y no es así», dijo Paul Janousek, un electricista de la planta de Everett que votó a favor de la huelga después de concluir que el giro de Boeing fue «engañoso».

Janousek, de 55 años y en Boeing desde hace 13, calcula que su aumento es solo de alrededor del 9% si se elimina el bono anual.

El paro ocurre en un contexto delicado para Boeing, cuya reputación se ha visto empañada por distintos incidentes de seguridad aérea.

El fabricante esperaba que sus concesiones fueran suficientes para evitar la huelga, en medio de su situación económica precaria tras los accidentes de sendos 737 MAX 8 en 2018 y 2019, que se cobraron la vida de 346 personas, y por multitud de problemas de calidad de producción.

El presidente de Booeing Ortberg, que una semana después de asumir se comprometió a «reiniciar» las relaciones con el sindicato IAM, instó a los empleados a no «sacrificar» el progreso futuro por «frustraciones vinculadas al pasado».

La huelga se enmarca en un contexto de creciente conflictividad laboral en Estados Unidos, que ha tenido protestas similares en el sector automovilístico, el entretenimiento y otras industrias.

FUENTE: Con información de AP.