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domingo, abril 28, 2024

España no puede con su muro y cae en penaltis ante Marruecos

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Miguel Fernández Molina

Hubo tantos relatos casi como minutos pasaron hasta el momento final. Pero al final todo se resume en once metros y unos pocos protagonistas. Y en esa tanda que tanto nos ha quitado y tanto nos ha dado, se impuso la leyenda negra de España. Otra vez los penaltis se cruzan en nuestro destino para echarnos en octavos. Como en Rusia 2018.

Ni psicosis ni malos pensamientos. Era el mensaje que venía repitiendo y casi obligando Luis Enrique, también a los medios de comunicación. ‘Japón’ era un anatema y hoy empezaba una nueva película… con actores conocidos. Con los mismos que el dulce estreno contra Costa Rica salvo la única novedad del debutante en Qatar Marcos Llorente en el lateral derecho. Entre que Azpilicueta anda tocado y Carvajal irregular, siguen las pruebas…

Y sigue el mismo guion. Porque Luis Enrique se hace fuerte en sus virtudes y defectos: su idea es su idea y es inamovible. Por ello España jugó como en anteriores partidos, toque a toque y llevándose de calle el porcentaje de posesión. Pero con tocarla no vale para hacer gol. En un primer tiempo de más tensión que fútbol, España mandó sin demasiado peligro. Solo lo hubo, a medias, cuando se aceleró, con Asensio rompiendo la zaga por el centro, aunque sin demasiado acierto.

Si apareció el nombre de Bono, meta marroquí (y del Sevilla), fue por hacerse varios ‘Unai Simon’ y querer sacarla jugada al pie pese a la presión de Asensio o Ferrán. Una de ellas vino con sobresalto y posterior tiro al poste de Gavi, anulado por fuera de juego. Sintomático que fuera el único lanzamiento español a puerta en 45 minutos y encima no valió.

En el otro lado, el otro fútbol. Marruecos sabe muy bien a lo que juega. Nadie puede decir que sorprenda y mucho menos España cuando media selección juega o jugó en LaLiga. Te da la pelota, defiende duro y sale a la carrera en cuanto tiene ocasión. Achraf, Ziyech o Mazraoui, siempre veloces, cuando pisaron el área de Unai Simón transmitieron un peligro que a España le cuesta sobremanera transmitir. Incluso, en el tramo final del primer tiempo encadenaron varias acciones peligrosas, aprovechando el enésimo despeje timorato de la zaga española.

El factor Williams

A la salida de vestuarios, y tras un sustito en presión sobre Unai Simón, España pareció animarse, moviéndose con más verticalidad. Noticia, en el 54′ llegó el primer tiro a puerta. Algo es algo, pero era demasiado poco y Luis Enrique metió a Morata y Soler por Asensio y Gavi. Hacía falta colmillo para meterse en la defensa marroquí, tan dura como consentida por el colegiado argentino, permisivo hasta límites. Qué mejor freno que un agarrón o una patada, ¿no?

El tiempo pasaba sin noticias sobre el campo. España continuaba su letanía de pases sin pisar área. Luis Enrique pensó en su particular revitalizador, Nico Williams, a ver si él cambiaba el ritmo mortecino en el 75′. Lo hizo. Con el extremo del Athletic, España se reactivó o directamente se activó, aunque Marruecos respondía con sus armas. Y entre Olmo y Williams la tuvieron en el 94′ pero apareció Bono. Tocaba prórroga.

Libre de fatiga, todo giraba sobre Williams por la derecha. Cuando aceleraba, España llevaba peligro y con esa idea de frescura y ritmo, Luis Enrique metió más madera en la banda izquierda: Balde y Ansu Fati, de una tacada. El juego, ya sí, se desarrollaba sobre el área marroquí. Pero Marruecos también jugaba y solo Unai Simón salvó el 1-0 en una colada de Cheddira en el área española. La segunda parte pasó como suelen pasar estos lances… mirando más a los penaltis que a jugársela.

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