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jueves, septiembre 19, 2024

Estudiantes de preparatoria sorprenden a maestro latino de matemáticas con un auto que tanto necesitaba en Los Ángeles

Julio Castro vivió un día inolvidable este jueves cuando sus estudiantes de preparatoria en Los Ángeles le dieron una sorpresa sumamente especial y generosa: un automóvil que tanto le hacía falta.

Resulta que Castro vive en el área de Santa Clarita y su trabajo como maestro de matemáticas es en el área de Beverly Hills, donde se localiza la escuela YULA Boys High School en el barrio de Pico-Robertson. Él no tenía coche y entonces debía invertir un promedio de dos horas para hacer el recorrido cotidiano en transporte público y lo mismo de regreso.

Para llegar a tiempo a la escuela, el padre de tres niños pequeños se levantaba normalmente a las 4:30 am, se trasladaba en patín (scooter) unas siete millas desde su apartamento hasta la parada del autobús y ahí abordaba el Bus 797 camino a Century City, para completar el trayecto con otra milla hasta el plantel. Y regresaba a casa hasta las 9:30 pm.

En presencia de cámaras de TV y reporteros que fueron llamados al campus, el maestro Castro, de 31 años, recibió un auto Mazda CX-3 modelo 2019, adquirido gracias a la iniciativa de un grupo de estudiantes que le tienen mucho aprecio y que se dieron a la tarea de organizar una campaña, la cual fue exitosa e incluyó donaciones de empresas, de organizaciones sin fine de lucro, y también rifas escolares, totalizando más de $30,000 dólares.

Antes de la entrega del vehículo, Castro fue llamado a un presunto evento de apreciación a los maestros en el gimnasio de la escuela. Una vez ahí, su nombre apareció en pizarras, se proyectó un video con mensajes para él y los alumnos le hicieron un “pasillo” formando un túnel con sus abrazos. Toda una fiesta en su honor.

“Me sentí sorprendido. Me sentí especial”, dijo Castro para el canal ABC7. “Gracias a mis estudiantes. Ellos son como mis niños también”.

El maestro Castro también recibió gasolina y seguro por un año

El generoso regalo al maestro incluye un año de gasolina y un año de seguro del vehículo. Uno de los alumnos de Castro dijo que el maestro siempre les ayuda sin esperar nada a cambio y explicó su caso propio:

“Él se aseguró de que yo entendiera todo el material al sentarse conmigo durante sus descansos de almuerzo y sacrificando su tiempo después de las clases en vez de tomar su autobús para regresar a casa”, dijo Joshua Gerendash, estudiante de último año de esta escuela judía. El joven fue quien hace tiempo se dio cuenta que su maestro estaba buscando en internet algún auto que pudiera comprar con $1,500 dólares.

Castro batalló para no quebrarse, pero comentó que ahora que tiene un auto planea llevar a sus hijos a la escuela cada mañana.

“Y luego al llegar aquí con más tiempo libre, lo puedo aprovechar en mis planes de clase. Después en mi camino de vuelta, el tráfico no dejará de ser malo, pero voy a poder estar a tiempo para la cena”, agregó.

Castro nació en Perú y dice que es el primero de su familia en graduarse de preparatoria y universidad. Él no es judío, pero cuando aplicó para una vacante en YULA pensó que su manera de enseñar matemáticas podría gustarles.

Ultimadamente, el maestro se ha ganado el aprecio de la escuela por su humildad y espíritu.

“Yo tengo familiares que no tienen papeles, que son indocumentados, que tienen tres trabajos y ganan menos que yo y que no se quejan”, le dijo a Los Angeles Times. “Estoy muy agradecido de tener una increíble pareja e increíbles niños. Así que ese recorrido (a la escuela) literalmente no es nada”.

Tal vez ese esfuerzo para transportarse, similar al de muchos angelinos, le parezca poco a Castro, pero lo que no se puede negar es el impacto positivo que ya ha tenido en sus alumnos.

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