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sábado, octubre 5, 2024

Los químicos del plástico que se esconden en tu comida

CR examinó alimentos populares de comida rápida y productos básicos de supermercados en busca de bisfenoles y ftalatos, que pueden ser perjudiciales para tu salud. Descubre lo que encontramos, y cómo mantenerte más seguro.

Cuando abres un envase de yogur, la comida ya ha recorrido un largo camino hasta llegar a tu cuchara. Es posible que puedas imaginar ese recorrido: desde la vaca, el proceso de producción, el envasado, hasta llegar a los estantes de la tienda. Pero en cada una de las etapas, existe la posibilidad de que algo extra se incorpore, algo que no debería estar ahí.

Ese elemento inesperado es algo que se llama plastificante: un químico utilizado para darle más flexibilidad y durabilidad al plástico. Hoy en día, los plastificantes más comunes se llaman ftalatos, se encuentran dentro de la mayoría de nosotros, junto con otros químicos que provienen del plástico, incluyendo los bisfenoles como el BPA. Estos han sido vinculados a una larga lista de problemas de salud, incluso a niveles muy bajos.

Consumer Reports ha investigado la presencia de bisfenoles y ftalatos en alimentos y envases de alimentos en varias ocasiones durante los últimos 25 años. En nuestras pruebas más recientes, examinamos una mayor variedad de alimentos para descubrir cuánto de estos productos químicos en realidad consumen los estadounidenses ¿La respuesta? Una cantidad significativa. Nuestras pruebas de casi 100 alimentos revelaron que a pesar de la creciente evidencia sobre los posibles riesgos a la salud que estos químicos representan, los bisfenoles y los ftalatos siguen estando presentes en muchos de nuestros alimentos.

Los resultados sobre ftalatos son particularmente preocupantes: los encontramos en casi todos los alimentos que analizamos, en muchos de ellos en concentraciones elevadas. Estos niveles no se relacionan con el tipo de envase que fue utilizado o con ningún tipo de alimento en particular –  de tal manera que ni los productos lácteos, ni las comidas preparadas – resultaron más propensos a tenerlos.

Por ejemplo, encontramos niveles altos en una lata de duraznos cortados en rodajas de la marca Del Monte, en una lata de salmón rosado de Chicken of the Sea, en los licuados de proteina sabor chocolate Core Power de Fairlife, en el yogur bajo en grasa de vainilla francesa Yoplait Original, entre otros productos, además de varios alimentos de comida rápida, incluyendo los nuggets de pollo crujiente de Wendy’s, un burrito de pollo de Chipotle y un Whopper con queso de Burger King. Los productos orgánicos también presentaron problemas: de hecho, los niveles de ftalato más altos que encontramos estaban en una lata de los ravioles de queso orgánico de la marca Annie.

Sin embargo, algunos productos presentaron niveles mucho más bajos que otros. Por ejemplo, una porción de la pizza de queso original de Pizza Hut, tenía la mitad de los niveles de ftalato de una pizza similar de Little Caesars. Incluso entre productos de la misma marca, los niveles variaron: la pasta chef Boyardee Big Bowl Beefaroni en salsa de carne tenía menos de la mitad de los niveles que se encontraron en la pasta Beefaroni con salsa de tomate y carne de la misma compañía.

“Eso nos indica que,  aunque estos químicos son bastante comunes, hay formas de reducir su presencia en nuestros alimentos”, dice James E. Rogers, PhD, quien supervisa las pruebas de seguridad de productos en CR.

El problema es que hay muchas formas en que estos productos químicos entran a nuestros alimentos.

Los primeros esfuerzos para limitar la exposición a estos químicos se concentraron en los envases y en los empaques, pero ahora está claro que los ftalatos también pueden provenir del plástico que está presente en las tuberías, en las cintas transportadoras, en los guantes que se utilizan durante el proceso de producción, e incluso pueden irse directamente a la carne o a productos agrícolas a través del agua y la tierra contaminada.

En este artículo

El problema con los productos químicos del plástico • Altos riesgos incluso a niveles bajos • Lo que encontraron nuestras pruebas • Mejorado la seguridad en los alimentos

El problema con los productos químicos del plástico

Los bisfenoles y los ftalatos en nuestros alimentos son motivo de preocupación por varias razones.

Para empezar, cada vez hay más estudios que muestran que son disruptores endocrinos, lo que significa que pueden interferir con la producción y la regulación de estrógenos y otras hormonas. Incluso pequeñas alteraciones en los niveles hormonales pueden contribuir a un mayor riesgo de varios problemas de salud, como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, defectos de nacimiento, nacimiento prematuro, trastornos del neurodesarrollo e infertilidad.

Otra preocupación es que con el plástico presente en los alimentos y en otros lugares, es difícil evitar completamente estos químicos. Aunque el cuerpo humano es bastante eficiente para eliminar los bisfenoles y los ftalatos de nuestro sistema, la exposición constante a ellos significa que entran en la sangre y tejidos casi tan rápido como son eliminados. Los plastificantes en particular pueden liberarse fácilmente de los plásticos y otros materiales. Además, los efectos nocivos de estos químicos pueden acumularse, por lo que la exposición constante, incluso en cantidades muy pequeñas a lo largo del tiempo, podría aumentar los riesgos para la salud.

Todo eso hace que sea difícil relacionar cualquier complicación de salud específica, como un ataque al corazón o cáncer de mama, a estos químicos. También dificulta que los responsables en regularlos establezcan un límite que pueda considerarse como seguro para cualquier tipo de alimento. “Como primer paso, es fundamental determinar qué tan amplia es la presencia de estos químicos en nuestra cadena alimenticia”, dice Rogers. “Después podemos desarrollar estrategias, individuales o como sociedad, para limitar nuestra exposición”.

Altos riesgos incluso a niveles bajos

Para ayudar a determinar la magnitud del problema, CR probó una amplia variedad de alimentos, en diferentes tipos de envases.

Específicamente, probamos 85 alimentos, analizando dos o tres muestras de cada uno. Buscamos bisfenoles y ftalatos comunes, así como otros productos químicos que se utilizan como sustitutos. (Lee más sobre estos sustitutos químicos). Incluimos comidas preparadas, frutas y verduras, leche y otros productos lácteos, comida para bebés, alimentos de comida rápida, carne y mariscos, todos envasados en latas, bolsitas, papel aluminio u otros materiales.

La información obtenida sobre el BPA y otros bisfenoles fue un tanto alentadora: aunque los detectamos en el 79% de las muestras analizadas, los niveles fueron significativamente más bajos que la última vez que realizamos pruebas de BPA en el 2009, “esto indica que al menos estamos avanzando en la dirección correcta con respecto a los bisfenoles”, dice Rogers de CR.

Pero los resultados no fueron buenos con respecto a los ftalatos: los encontramos en todos los alimentos, con excepción de uno (Polar raspberry lime Seltzer). Además, los niveles fueron mucho más altos que los bisfenoles.

Determinar un nivel de estos químicos que es aceptable en los alimentos es complicado. Los reguladores en Estados Unidos y Europa han establecido límites solo para el bisfenol A (BPA) y para algunos ftalatos,  ninguno de los alimentos que probamos tenía cantidades que excedían esos límites.

Sin embargo, “muchos de estos límites no reflejan los descubrimientos científicos más recientes, y es posible que no puedan protegernos contra todos los posibles efectos nocivos a la salud a los que se vinculan”, dice Tunde Akinleye, científico en CR que supervisó las pruebas de CR. “No nos sentimos bien diciendo que estos niveles son aceptables”, dice. “No lo son.”

La decisión de permitir estos químicos en alimentos “no se basa en evidencia científica”, dice Ami Zota, SCD, profesora asociada de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, quien ha estudiado los riesgos relacionados con los ftalatos.

Por ejemplo, uno de los ftalatos más estudiados es el DEHP. Investigaciones  lo han vinculado con resistencia a la insulinapresión arterial alta, problemas reproductivos, menopausia temprana y otros problemas, incluso a niveles muy por debajo de los límites establecidos por reguladores estadounidenses y europeos. Este mismo, fue el ftalato más común que encontramos en nuestras pruebas, con más de la mitad de los productos analizados con niveles superiores a los vinculados a problemas de salud, según investigaciones.

Además, Akinleye dice que debido a que la exposición a estos químicos proviene de tantas fuentes, no solo de los alimentos, sino también de otros productos, como recibos que son impresos y polvo del hogar, es difícil cuantificar cuál sería un límite “seguro” para un alimento en particular. “Cuanto más aprendemos sobre estos químicos, considerando lo generalizados que están, más claro está el daño que pueden causarnos incluso en niveles muy bajos”, dice.

Químicos del plásticos en los alimentos: lo que encontraron nuestras pruebas

Los 67 alimentos del supermercado y las 18 comidas rápidas analizadas por CR están enumeradas en el orden de ftalatos totales por porción. Aunque no hay un nivel que se confirme como seguro por los científicos, los niveles más bajos son preferibles. Nuestros resultados muestran que, aunque estos químicos están presentes extensamente en nuestros alimentos, los niveles pueden variar considerablemente, incluso entre productos similares, por lo que en algunos casos es posible que puedas utilizar nuestra gráfica para elegir productos con niveles más bajos.

Mejorando la seguridad en los alimentos

Las crecientes preocupaciones sobre los riesgos para la salud asociados a estos químicos han llevado a reguladores estadounidenses a reducir significativamente el uso de estas sustancias químicas en varios productos, pero aún no en los alimentos.

Por ejemplo, el gobierno federal ha prohibido ocho ftalatos en juguetes para niños. Sin embargo, con la excepción de la prohibición del BPA en los biberones en el 2012 (extendida en el 2013 a las latas de fórmula infantil), no existen límites significativos para los químicos relacionados con el plástico en el envasado o en la producción de alimentos. Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos ya no permite ciertos ftalatos en materiales que entran en contacto con los alimentos, la agencia actualizó sus regulaciones sólo después de que esos químicos ya no se utilizaban. Y tan solo el año pasado, rechazó una apelación de varios grupos que solicitaban la prohibición de varios ftalatos que todavía se utilizan en el envasado y la producción de alimentos.

Un portavoz de la FDA le dijo a CR que en el 2022 le solicitó a la industria de alimentos y a otras personas que le proporcionarán a la agencia datos adicionales sobre el uso de plastificantes en cualquier material que pudiera estar en contacto con los alimentos durante el proceso de producción, y que podría utilizar dicha información para actualizar sus evaluaciones de seguridad de estos químicos.

Los científicos de seguridad de alimentos en CR y otros expertos indican que dicha reevaluación por parte de la FDA y otras agencias ha quedado pendiente y es esencial. “Dado que los bisfenoles y los ftalatos son sustancias químicas peligrosas, no deberían permitirse en absoluto en los materiales que entran en contacto con los alimentos”, dice Erika Schreder, directora de ciencias en la organización Toxic-Free Future, un grupo de defensa.

Las cadenas de supermercados y de comida rápida, así como a los fabricantes de alimentos, también debería estar obligados a tomar medidas, dice Rogers, y deberían establecer objetivos específicos para reducir y eliminar los bisfenoles y los ftalatos de todos los equipos de procesamiento y envasado de alimentos a lo largo de sus cadenas de suministro.

CR se comunicó con algunas de las empresas con productos que en nuestras pruebas obtuvieron los niveles más altos de ftalatos por porción y les solicitó comentarios sobre nuestros resultados. Las compañias Annie’s, Burger King, Fairlife, Little Caesars, Moe’s Southwest Grill, Wendy’s y Yoplait no respondieron a nuestra solicitud de comentarios.

Del Monte, Gerber y McDonald’s enfatizaron que cumplen con las regulaciones vigentes. Gerber añadió que exige a sus proveedores que certifiquen que sus envases de alimentos están libres de BPA y ftalatos. Chicken of the Sea indicó que le pide a sus proveedores certificar que ni los productos, ni el empaque contienen intencionalmente BPA o ftalatos, pero reconoció que los peces viven en aguas que podrían estar contaminadas con ftalatos.

También más compañías químicas deben ser proactivas y desarrollar materiales más seguros y sostenibles. “Queremos que los productos sean funcionales, pero también que sean no tóxicos, biodegradables y renovables”, dice Hanno Erythropel, PhD, del Centro de Química e Ingeniería Verde (Ecológica) de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.

Puede que sea difícil, reconoce, pero debería ser posible: hay toda una rama en la industria llamada química verde (ecológica) que está trabajando en desarrollar precisamente este tipo de alternativas.

Mientras tanto, lee nuestros consejos sobre lo que puedes hacer ahora para limitar tu exposición a estos químicos en tus alimentos y en otros lugares.

Nota del editor: Este artículo también fue publicado en la edición de febrero del 2024 de la revista Consumer Reports.

Consumer Reports is an independent, nonprofit organization that works side by side with consumers to create a fairer, safer, and healthier world. CR does not endorse products or services, and does not accept advertising. Copyright © 2024, Consumer Reports, Inc.

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