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jueves, abril 25, 2024

SECUESTRO EN LA RUTA.

Mynor, un joven hondureño de ojos claros y 19 años de edad, llegó en la madrugada de un martes de agosto pasado a Villa Unión, una localidad que está cercana al aeropuerto internacional de Mazatlán, en el peligroso Estado de Sinaloa, territorio mexicano controlado por el crimen organizado.

Él era parte de un grupo de más de cuarenta migrantes que procedían de Guatemala, El Salvador, Honduras y unos pocos de Ecuador y dos cubanos.

Todos fueron reunidos en ciudad Hidalgo, la ciudad más fronteriza con Guatemala, en el litoral del pacífico mexicano. Desde allí emprendieron el viaje, que realizaron en autobuses, vehículos particulares y algunos tramos a pie.

Se hospedaban en casas de seguridad, así le llaman los traficantes de humanos a hoteles de mala muerte y casas que han rentado a lo largo del camino y de lo cual las autoridades locales lo saben, porque en esos lugares es donde reciben los sobornos.

Video que muestra testimoniales de migrantes secuestrados en la frontera.

La mayoría del trayecto se hace en horas de la tarde y noche, relata Mynor.

La alimentación es casi siempre lo mismo, tacos, o frijoles con aceite y arroz, café dulce y muy de vez en cuando una Coca Cola.

Además de las prendas de vestir que llevamos puestas, solamente nos dejan llevar otro par de calzado para caminar más cómodos, otro pantalón y una camisa más.

Nuestros documentos los entregamos en el encuentro que tuvimos  en la frontera con Guatemala y México.

Ellos nos dicen -los encargados de llevarnos-, no se habla con nadie y cuando los federales o los soldados nos detienen, ellos se bajan a arreglar nuestro paso por los retenes

Explica este joven centroamericano que salió de su país para alcanzar lo que muchos anhelan, un trabajo para mantener a sus familias

Debió reunir siete mil dólares que es el cobro que le hizo la persona en la comunidad de Recta Yojoa, desde donde salió rumbo a la frontera de Corinto, instalada entre Honduras y Guatemala.

SECUESTRO EN LA RUTA:

Estaba por levantarse de la colchoneta donde descansó unas cuatro horas, cuando llegaron a decirles que el viaje continuaba. “En 30 minutos deben estar listos”, dijo Maxi, el encargado de nuestro grupo.

Ahora nos dividimos en grupos de de tres, cinco y seis viajeros, explica Mynor.

Nos decían ya estamos cerca del norte.

Lo raro es que salimos como a las 9 de la mañana. A mi me subieron a un carro junto a 2 paisanos. Con los paisanos bromeamos cuando pasamos por un pueblo que se llama…

AFP
AFPhttp://www.diestralarevista.com
Periodista comprometido por la verdad

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