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sábado, abril 20, 2024

Adaptarse para sobrevivir o … continuar estancados

¿Es hora de replantearse valores en la crianza de los humanos?

Por Dr. Rodolfo José Urruela Barrios


A través de la educación en casa, escuela o donde la hayamos recibido, se nos ha tratadode inculcar determinados valores, con la idea primordial que son importantes para presentarse ante la sociedad. Pensando en el futuro, todo este concepto de los valores, según las personas que nos criaron, fueron las herramientas correctas para poder tener éxito en esta vida que tenemos prestada.


Generalmente, y según la historia, esto es lo que funciona, y por eso se nos repite y
nosotros lo repetiremos a nuestros hijos y así sucesivaente; pero ciertos momentos en la historia o ciertos acontecimientos, siempre nos hacen dudar y replantear la forma en que estamos viviendo; para algunos es la muerte de un familiar, para otros una enfermedad o emergencia médica que hayan experimentado, o incluso hay personas que solo necesitan que se los pida alguien a quienes aprecian o tienen respeto para poder modificar una actitud buena o mala, pero que creían como propia e imborrable de su vida.


Empecemos con la responsabilidad, según la RAE la define como “1. Deuda, obligación moral de reparar y satisfacer, por si o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa, de un asunto determinado o de otra causa legal. 2. Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.” Siempre los padres nos han dicho que ser responsable es uno de los pilares para sobresalir, para sobrevivir, los que no eran responsables no podían pasar de año en la escuela; los que no son responsables, no pueden mantener sus trabajos, y finalmente es la misma vida que nos enseña que la responsabilidad es un ingrediente en la formula del éxito.


Aún así, con toda esa importancia que le damos, no damos cuenta que todos,
¡absolutamente todos, somos responsables de lo que continuamos viviendo! Leemos,
vemos, escuchamos y es más, somos partícipes en culpar siempre a personajes como
al Presidente de un país, como el Doctor, al Director de la escuela por la continuación y gravedad de esta pandemia, pero, ¿ya nos vimos a nosotros, ya nos planteamos nuestra actitud ante la misma? Platicar, escuchar, aconsejar a las personas a nuestro alrededor para asegurarnos que todos están vacunados, que todos están llevando una “vida saludable”, ejercitándose, comiendo las raciones correctas de una dieta balanceada, durmiendo las horas debidas, son algunas de las formas como podemos tener una ventaja para enfrentarnos al virus, y, sobre todo, continuar usando mascarilla. ¿Acaso el señalar a otros por su responsabilidad en ciertas acciones es fácil y podemos exagerar todo sobre esto, pero cuando nosotros somos los responsables, ya no importa tanto?
¿Efectividad = eficiencia/eficacia? Cada día en el planeta tenemos menos recursos
naturales, menos recursos no renovables, menos recursos económicos, a más gente hay más destinos para distribuir productos, a cada quién “le toca menos”, una división de matemática básica.


Uno de los recursos más importantes, es el tiempo, y si no lo sabemos usarlo no genera limitaciones, es limitado para el planeta incluso, es limitado para cada meta que nos proponemos. ¿Cuántas veces creímos que debíamos hacer las cosas “en tiempo”? Siempre nos han acostumbrado, desde el colegio con las tareas, hasta el trabajo con algunas acciones, a tener fechas límite, a trabajar bajo presión, a realizar la mayor cantidad de acciones en el menor tiempo posible, sin agotar todos nuestros recursos, eficiencia se denomina; aun así, 18 meses después, seguimos estancados con la misma enfermedad. La gran mayoría de nosotros, hemos sabido de personas que han fallecido por el Covid y es en estos momentos cuando volvemos a plantearnos, luego de estar estos 18 meses en este “impasse”, luego de volver a aprender a vivir en la casa para quienes tuvieron la dicha de tener una, luego de volver a conocer y enamorarnos de los miembros de nuestra familia, ¿volveremos a correr y a demeritar todas las actividades y el tiempo en la casa, para poder tener un poco de más tiempo en el trabajo y poder ser “efectivos”.


Por último, la importancia de la presencia y el crear una imagen de grandeza, así como la importancia de los logros y los grandes acontecimientos de la vida; el tamaño. El tamaño del coronavirus es de entre 0.1 y 0.5 micrómetros (micrón = milésima parte de un milímetro), y tiene a todo el planeta usando mascarilla y manteniendo distancia social, una distancia social de al menos un metro según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y 2 metros según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), o para entenderlo mejor, el espacio que equivale a alrededor de 2 millones de coronavirus. Aunque la historia nos ha enseñado que el tamaño no importa con historias como David y Goliat, como el Titanic o como muchos otros ejemplos, todos seguimos dándole importancia a esta supuesta grandeza que cada quien tiene que lograr; y para modernizar un poco el contexto por si hay algún “Generación Z” por acá, creo que la grandeza de “hacerse viral” nunca fue tan fácil explicada como lo que logro nuestro pequeño SARS-CoV-2.


Entonces, ¿replantearemos la forma de crianza a la humanidad? ¿Le seguiremos dando la misma importancia a los mismos valores, o buscaremos nuevos? ¿Acaso la calma, la bondad y la familia, cosas que muchas personas por buscar el éxito dejaron atrás deben de volver a ser lo más importante? Recuerda que el éxito humano es el evolucionar, la adaptación a los tiempos y entorno cambiante, si no, el sentimiento de estar estancado por la pandemia continuará, aunque logremos vencer al Coronavirus.
La responsabilidad es nuestra para proteger a quienesz queremos

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