Su nombre es Alexander Monroy-Murillo, conocido en el mundo del narco como “Pérez”, fue parte de la red del Cártel de Sinaloa en Centroamérica para lavar más de $500 millones de dólares del narcotráfico.
Monroy-Murillo es uno de los testigos más importantes en el juicio al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien es acusado de tres delitos relacionados con el narcotráfico y armas.
Eso sería adicional al millón de dólares que otro testigo afirma que Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera entregó a Hernández directamente, también para su campaña presidencial.
Monroy-Murillo dijo que por el lavado de dinero recibió del Cártel de Sinaloa el 1%, es decir, al menos $5 millones de dólares.
El testigo agregó que también participó en el tráfico de drogas a Estados Unidos cruzando varios países, como Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
En 2005 decidió entregarse a la DEA en Belice, por lo que fue sentenciado a 11 años de prisión, aunque sus colaboraciones le ayudaron a reducir su sentencia a seis años. Ahora está libre.
Un personaje ubicado como “Mario”, quien trabajaba para la campaña electoral de Hernández, fue el contacto para recibir el dinero, a cambio de que se informara sobre posibles incautaciones de droga y acciones de la DEA en Honduras.
Embajada de Israel inmiscuida
Monroy-Murillo también dijo que una empleada de la embajada de Israel en Honduras utilizó sus credenciales diplomáticas para trasladar al menos $150 millones de dólares hacia Colombia.
El traslado de ese dinero extra se pagaba con 3% de comisión, dijo el testigo.
Hernández enfrenta tres cargos: conspiración para la importación de cocaína; posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos, y conspiración para la posesión de ametralladoras y dispositivos destructivos.