MIAMI– Ha sido acusado judicialmente cuatro veces en una trama de descrédito y persecución política inédita en la historia de Estados Unidos, ha enfrentado dos procesos de destitución con el mismo objetivo y presuntamente la izquierda y la extrema izquierda lo declarado «políticamente muerto» en ocasiones… Sin embargo, el expresidente estadounidense Donald J. Trump y el presidente número 45 nunca ha estado tan bien encaminado para regresar a la Casa Blanca.

Tras imponerse sin ninguna resistencia en las primarias de su partido, y luego de convertirse en el único republicano en ganar los caucus de Iowa y New Hampshire, Trump se ha asegurado por tercera vez la candidatura republicana a las elecciones presidenciales contra todos los obstáculo un hostigamiento político sin precedentes en la historia de la Gran Nación Americana.

Enfrentado al mandatario demócrata Joe Biden, de 81 años y bajo la lupa pública de su visiblemente deteriorada salud mental y física, Trump -apenas cuatro años más joven- se perfila como vencedor de los comicios del 5 noviembre en casi todos los sondeos a nivel nacional.

Trump contra los «progresistas» (socialistas)

Pero todas las preguntas sobre la vida de Trump son fascinantes, aún más las respuestas, porque las barreras no existen en su actitud. La única obsesión del expresidente es ganar y poner por encima de cualquier tema a Estados Unidos.

Después de las innumerables dudas sobre su «derrota electoral» en 2020, cuestionada por decenas de millones de estadounidenses y legisladores del Congreso, Trump se han convertido en un despertar para los conservadores, en la energía de lucha que necesitaban para frenar el avance del llamado socialismo o «progresismo decadente» del siglo 21, la llamada Revolución Cultural o la ultradivulgada Agenda 2023 que ahora se extiende al 2050, dentro y fuera de Estados Unidos.

Como algunos analistas advirtieron durante años, los republicanos viajaban en el tiempo en un letargo, mientras avanzaban corrientes de la izquierda radical en todos los sectores del país, en especial cientos de miles de jóvenes en universidades eran adoctrinados con teorías socialistas bajo el manto encubridor de la democracia y la libre expresión.

Todo esto ocurría a la vista de los conservadores como algo natural y espontáneo del sistema democrático, en el país más anticomunista del planeta y en plena Guerra Fría. Tras la caída del Muro de Berlín y del Campo Socialista de la Europa del Este, los conservadores en el mundo creyeron que el comunismo había desparecido y no resurgiría. Un grave error.

Para Julian Zelizer, politólogo de la Universidad de Princeton, esta elección por parte de los republicanos es sencillamente «sorprendente».

«Este es un momento único en el que el partido ha respaldado a líder que gobernó durante un solo mandato», consideró.

El acoso político inédito

En el 2016, los analistas predijeron en falso que Trump perdería el voto femenino frente a Hillary Clinton, pero tampoco fue así.

Ahora la caza de brujas emprendida por «marxistas y fascistas» al servicio de Biden, le ha dado contrariamente más poder político y el respaldo de decenas de millones de estadounidenses que ven las claras intenciones de la administración Biden.

«No me persiguen a mí, te persiguen a ti, yo sólo les estorbo», advierte a sus seguidores.

Trump ha sido el único presidente de Estados Unidos acosada de una forma abierta y brutal, falta de toda ética política y con matices de plena venganza y rechazo frente a sus declaraciones directas contra sus enemigos, sin rodeos y sin matices, en blanco y negro; porque a pesar de ser multimillonario, el expresidente habla el idioma de la clase obrera, del americano que se defiende antes las injusticias y que pide que sus derechos no sean vilipendiados por grupos que buscan transformar las costumbres tradicionales americanas y confundir la justicia social con el libertinaje y el desorden.

La confianza no es buena consejera en política

Pero cuidado con darlo por ganador demasiado pronto, advierten sus detractores.

Trump dio la sorpresa al ganar las presidenciales de 2016, pero han existido tropiezos en que los conservadores no deben caer por segunda vez.

En contra de la tradición, la exgobernadora Nikki Haley marcada por su humillante derrota en las primarias (sólo dos estados y apenas 90 delegados) se negó a apoyar la candidatura del expresidente contra Biden cuando abandonó la carrera la semana pasada.

Contrario a las intenciones de la extrema izquierda y la Casa Blanca que trata de justificar la visible incapacidad de Joe Biden y la enorme crisis de falta de liderazgo en el Partido Demócrata, los ataques contra Trump lo han solidificado al frente de los conservadores e incluso los indendientes y exdemócratas que se han pasado a las filas conservadoras y de lo cual la gran prensa de izquierda no menciona.

Ahora habría que ver si la izquierda tiene un plan realmente efectivo contra la coraza de Trump y el enorme respaldo de un movimiento que ha contagiado a muchos antes anticonservadores. Se trata del imponente movimiento MAGA (Make America Great Again), el terror de la extrema izquierda y de la Casa Blanca.

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FUENTE: Con información de AFP y otras fuentes.