Minutos antes de que el preso Donald Dillbeck recibiera una inyección letal como parte de su condena capital por dos asesinatos cometidos en la década de los 90 lanzó una serie de insultos en contra del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien hace un mes firmó su sentencia de muerte.
Dillbeck, quien se encontraba en una camilla con las manos atadas a ella y una sábana que lo cubría de las axilas hasta lo pies, dijo que DeSantis ha hecho cosas peores que él.
“Yo sé que lastimé a personas cuando era joven. Yo realmente metí la pata“, dijo el hombre de 59 años quien intentó que el mundo se enterara de algo “pero yo sé que Ron DeSantis lo ha hecho mucho peor. Él ha tomado mucho de mucha gente. Yo hablo por todos los hombres, mujeres y niños. Él ha puesto su pie en nuestros cuellos“.
También dijo que “Ron DeSantis y otras personas como él nos pueden cupar la ver**”.
DeSantis firmó la sentencia de muerte de Dillbeck el pasado 23 de enero. Cuando se le preguntó por qué Dillbeck, un portavoz señaló los detalles del crimen. La pandemia de COVID-19 y las emergencias estatales, como los huracanes, contribuyeron a la brecha de años en las ejecuciones, dijo el portavoz.
“Con la firma de la orden del Sr. Dillbeck”, dijo el portavoz Jeremy Redfern, “el proceso se reanudó”. Sin embargo, los opositores a la pena de muerte creen que la política y la muy esperada carrera presidencial de DeSantis también jugaron un papel.
Minutos después de que dio inicio el procedimiento de la inyección letal, gente que estuvo en el momento de la ejecución reveló que Dillbeck apretó la mandíbula e hinchó las mejillas en repetidas ocasiones. Su pecho y brazo izquierdo se contrajeron. En punto de las 6:05 de la tarde los trabajadores de la prisión le tocaron las pestañas, lo tomaron de los hombre y le susurraron “hola, Dillbeck”, pero él no reaccionó.
Dos minutos después, 6:06 de la tarde, la boca de Dillbeck se abrió y su cuerpo quedó inmóvil. A las 6:10 su cuerpo, dicen, se volvió ceniciento y más tarde un médico revisó sus ojos y revisó los latidos de su corazón. Dillbeck fue declarado muerto 11 minutos después de las 6:13 de la tarde.
Su ejecución fue la primera en Florida en más de tres años y la número 100 desde que la Corte Suprema permitió que se reanudara la práctica en 1975.
